domingo, 28 de julio de 2013

De profesión, taxista (pirata)

Joselito sale siempre a la calle con calzado deportivo. Calcula que le han agredido unas 15 veces en los últimos 10 años. Así que ahora, si puede, echa a correr. Este hombre menudo, que tiene 50 años y en realidad se llama Javier, lleva una década jugándose el tipo como tironero o taxista pirata en el aeropuerto de Barajas. Dice que la última vez le rompieron las costillas. Pero ni con ésas consiguieron quebrarle las ganas de ponerse al volante de su Peugeot 406. Asegura que su mujer y sus tres hijos le apoyan. “Yo solo me busco la vida”, se defiende sin dejar de vigilar su espalda, por si acaso
Este tipo de conductores piratas ofrecen sus servicios a los turistas extranjeros que aterrizan en la terminal T2 o T4 del aeropuerto. Aunque su timón también suele dirigirse a la estación de Atocha y a algunos hoteles. Joselito dice que lo hace por vocación. Porque le gusta su trabajo. Los 70 litros de su depósito le duran apenas cuatro días. La maniobra de este pirata es siempre la misma: amarra su coche en el aparcamiento de la T4 y después aborda a los clientes en el vestíbulo: “¿Buscas taxi? Yo te llevo, ¡vamos!”. En unos 20 minutos ha cargado su coche. De esta manera, solo tiene que pagar 10 céntimos de aparcamiento, explica.
Las tarifas son cerradas, pero dependiendo del conocimiento del idioma pueden oscilar entre el timo o la estafa. Varios trabajadores de la T4 afirman, de hecho, que algunos conductores han llegado a cobrar hasta 120 euros por una carrera a la Puerta del Sol cuando esta no suele superar los 35, incluido el suplemento de 5,50 del aeropuerto. Se da la paradoja, además, de que a tan solo unos metros de donde actúan los tironeros, hay una máquina que ofrece precios orientativos de cada ruta: a Sol sale por 33,5 euros más el suplemento y con la tarifa 2 (2,35 euros de bajada de bandera).
“El truco está en el taxímetro”, explica uno de los taxistas que suele frecuentar esta terminal. Según dice, algunos de estos piratas han sido o son taxistas. “Por lo general, tienen varios coches. Si les retienen uno, sacan el otro. Y si no, su taxi particular. Lo que hacen entonces es jugar con las tarifas: empiezan con la 1 y al llegar al destino pasan a la 0, que la ponemos, por ejemplo, cuando nos equivocamos de ruta. Es una forma de parar el taxímetro, pero sin borrar la cantidad marcada. De esta forma, el total se acumula. Y el siguiente cliente, en vez de pagar solo la bajada de bandera [2,30 euros], comienza desde donde lo dejó el pasajero anterior. El último se lleva el bote”, revela.
Joselito solo tiene su coche, aunque reconoce que infla el precio unos 10 euros cuando puede. “A mí 45 euros por ir al Centro me parece una buena oferta”, reconoce sin tapujos.
Su truco es hacer muchas carreras cortas. Sobre todo a hoteles y prostíbulos. “Hay botones que me pagan 40 euros por cada cliente que llevo. Aunque los que más dinero me dan son los clubes de chicas: 60 euros si la persona está un mínimo de 30 minutos. Y 120 si está una hora. Eso, más la carrera claro”. Su botín llega a los 3.000 euros brutos. Todo en negro. Gasta unos 500 euros en total por la gasolina y el mantenimiento de su malogrado coche. “Me han pinchado las ruedas unas 30 veces”, estima.
El apodo le viene de su época de taxista. Antes de que le echaran de la flota, tras descubrir que era un pirata, este antiguo panadero interceptaba a los pasajeros en la antigua Estación Sur de Autobuses de Palos de la Frontera (Arganzuela). Según dice, se los llevaba a todos de calle: “Hace 10 años, tenía flequillo y me parecía más a Joselito”. Ahora también se da un 
aire, salvo por su alopecia y la nariz hundida. Pero conserva, en el fondo, la misma cara de niño. Aunque lo suyo no es una simple travesura: las multas por este tipo de prácticas van desde los 3.001 euros a los 18.000, en función de la reincidencia, según explican fuentes municipales. Este pirata, que tiene el coche a nombre de su mujer, ha tenido seis juicios por multas de 6.000 euros, cuenta. De los cuales, asegura que ha ganado cuatro “y las otras dos... bueno, ahí están”, desdeña.
La Policía Municipal afirma, no obstante, que este tipo de estafas son muy difíciles de detectar y, sobre todo, de probar; “especialmente cuando no se cuenta con la colaboración del pasajero”. Así, no hay una estadística concreta del número de piratas del asfalto.
La Asociación Gremial de Auto-Taxi de Madrid los tiene, sin embargo, a todos fichados. La agrupación mayoritaria del sector considera que el Ayuntamiento podría hacer algo más. “El problema es que no hay un plan de inspección y un plan de sanciones en Barajas y Atocha, cuando este tipo de piratas son de sobra conocidos e incluso han agredido a taxistas. Nosotros lo hemos denunciado en multitud de ocasiones. Estos tipos no tienen ni el carné correspondiente ni el seguro adecuado. Están grabados por las cámaras del aparcamiento. La policía los conoce pero no hacen nada”, clama Julio Moreno, su presidente. Francisco Esteban, asesor de la Confederación del Taxi en España, va más allá: “Nosotros llevamos un seguro de accidentes y un seguro de responsabilidad civil de 50 millones de euros. Quien se monta con ellos pone en riesgo su cartera y su vida”.
Según el sector, en la Comunidad hay 16.085 taxis circulando. A las ocho de la tarde, el sol calienta todavía los motores de los 1.296 vehículos autorizados que aguardan su turno en la bolsa de taxis situada a kilómetro y medio de la T4. La terminal más grande. Es una espera lenta. Sofocante. Con suerte, estos taxistas saldrán a las dos horas de este parking de AENA, situado en tierra de nadie, para pasar a engrosar la fila de vehículos que recogerán, cuatro horas más tarde, a los pasajeros recién aterrizados. Aunque coger sitio en la cola no les garantiza que vayan a hacer una buena carrera.
La Asociación Gremial de Auto-Taxi de Madrid los tiene, sin embargo, a todos fichados. La agrupación mayoritaria del sector considera que el Ayuntamiento podría hacer algo más. “El problema es que no hay un plan de inspección y un plan de sanciones en Barajas y Atocha, cuando este tipo de piratas son de sobra conocidos e incluso han agredido a taxistas. Nosotros lo hemos denunciado en multitud de ocasiones. Estos tipos no tienen ni el carné correspondiente ni el seguro adecuado. Están grabados por las cámaras del aparcamiento. La policía los conoce pero no hacen nada”, clama Julio Moreno, su presidente. Francisco Esteban, asesor de la Confederación del Taxi en España, va más allá: “Nosotros llevamos un seguro de accidentes y un seguro de responsabilidad civil de 50 millones de euros. Quien se monta con ellos pone en riesgo su cartera y su vida”.
Según el sector, en la Comunidad hay 16.085 taxis circulando. A las ocho de la tarde, el sol calienta todavía los motores de los 1.296 vehículos autorizados que aguardan su turno en la bolsa de taxis situada a kilómetro y medio de la T4. La terminal más grande. Es una espera lenta. Sofocante. Con suerte, estos taxistas saldrán a las dos horas de este parking de AENA, situado en tierra de nadie, para pasar a engrosar la fila de vehículos que recogerán, cuatro horas más tarde, a los pasajeros recién aterrizados. Aunque coger sitio en la cola no les garantiza que vayan a hacer una buena carrera.
Fuente El País

martes, 16 de julio de 2013

Un caballo, un viaje, cinco permisos

jueves, 11 de julio de 2013

VENDO O CAMBIÓ VIVIENDA

Vendo o cambió chalet en Calatayud por piso en Calatayud o Barcelona. 

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miércoles, 10 de julio de 2013

Una docena de taxis aparecen con ruedas pinchadas en pleno conflicto del sector

Una docena de taxis aparecen con ruedas pinchadas en pleno conflicto del sectorLos empresarios denuncian actos de radicales en una zona de Vara de Quart, mientras los dos colectivos vuelven a las protestas 

El conflicto abierto en el sector del taxi por la regulación horaria ha iniciado una deriva peligrosa con actos vandálicos en vehículos. La presidenta de la Asociación Empresarial del Taxi, Sonia Viúdez, denunció ayer los daños producidos en una docena de coches estacionados en la calle Gremis, todos pertenecientes a empresarios. Ruedas pinchadas, cristales rotos y alguna pintada con espray fue lo que se encontraron los chóferes el domingo a primera hora de la mañana cuando se hizo el cambio de turno.
Los propietarios ya han denunciado los hechos en la comisaría. Juan Pardo, uno de los afectados, es propietario de tres vehículos y ayer mismo realizó el trámite. Aseguró que «los radicalismos y las agresiones no me parecen bien», por lo que pidió a los autores que tengan en cuenta que este tipo de daños «impide a los taxistas que trabajen y puedan dar de comer a sus familias».
Viúdez comentó que el lugar elegido para estropear los coches es una zona habitual de estacionamiento de taxis, dado que justo enfrente están las instalaciones de una cooperativa del sector. «Está la gasolinera, por lo que lo normal es dejar el coche particular y coger el taxi, que ha dejado antes el compañero».
La presidenta destacó que el denominador común de todos los vehículos afectados es que son de empresarios, por lo que dijo que «creo que pueden ser radicales de un sindicato», aunque afirmó que no han podido constatar nada todavía a través de cámaras de grabación. Esa es una de las gestiones que se realizan estos días, aunque la dirigente adelantó que pedirán a los responsables de la cooperativa la posibilidad de enfocar las cámaras de vigilancia a la calle para aumentar la seguridad de vehículos y conductores. Por su parte, el secretario general de Acción Sindical de USO, Felipe Bueno, negó cualquier vinculación de su sindicato con estos hechos y dijo que son fruto de radicales y la «tensión, que ha aumentado cada día».
El origen del enfrentamiento entre taxistas autónomos y los empresarios y asalariados tiene su origen en la derogación de la orden de la Generalitat que regula los horarios y los descansos semanales en el sector. El motivo fue un recurso interpuesto en el Tribunal Superior de Justicia por la Asociación Empresarial, al entender que era lesivo para sus intereses y los de todo el sector un tope de 12 horas al día.
Desde la derogación, el límite horario en el taxímetro fue anulado, manteniéndose sólo los descansos semanales. Mientras que los autónomos aseguran que sufren pérdidas de 400 euros semanales con esta situación, los empresarios aseguran que de ponerse en práctica de nuevo el reloj en los taxímetros, el sector registraría medio millar de despidos por la falta de trabajo.
Bueno indicó que los incidentes ocurridos en la calle Gremis el pasado domingo no han sido los únicos. En el camino de Moncada y la calle Conde de Lumiares aparecieron hace dos semanas sendos taxis con las ruedas pinchadas y el módulo del techo destrozado.
En todo caso, aseguró que se trata de «incidentes aislados», por lo que quiso quitar importancia y deseó que la Conselleria de Infraestructuras tome ya una decisión sobre la orden que emitirá. Los dos colectivos han vuelto a realizar concentraciones en la plaza de Manises, para requerir a la Generalitat que tome cartas en el asunto.
En ambos casos, la intención es quedarse al raso hasta que se anuncie una decisión. Los autónomos abogan por la convocatoria de una consulta en el sector, lo que implicaría la votación de 2.800 chóferes. Tanto USO como la Federación Sindical del Taxi y la Asociación de Taxistas de la Comunitat están convencidos de que ganarán en las urnas porque recogieron 1.500 firmas en una movilización reciente a favor del límite de 12 horas en la jornada diaria. El problema es que cualquier orden será objeto con seguridad de un recurso en los tribunales y con el precedente de la derogada, la conselleria no quiere adelantarse sin tener el pleno respaldo de la Abogacía de la Generalitat.
Los autónomos han convocado actos de protesta el día 22 en la estación Joaquín Sorolla y el 1 de agosto en el aeropuerto de Manises. La intención es bloquear las paradas en caso de que persista esta situación. Por parte de los empresarios, Viúdes reiteró que su petición pasa por jornadas libres de 24 horas y descansos rotatorios cada tres días para evitar la pérdida de empleos.
Fuente lasprovincias .es